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viernes, 11 de noviembre de 2011

MARAVILLOSAS RISAS

No sé si serán sensaciones mías, pero tengo la impresión que cada vez nos reímos menos. Hace treinta o cuarenta años, que es de cuando yo os puedo hablar,  teníamos un plantel de humoristas que nos parecían fantásticos.
 El epicentro del cotidiano entretenimiento era, al igual que hoy día, la televisión. Creo que cada vez hay menos programación con humor. Este ha sido desplazado por entretenimiento basura, periodismo rosa, amarillo o morado. Y política, mucha política. Debates a tutiplén y a todas horas donde "analistas" desmigan la actualidad. Series españolas de supuesto humor con guiones soeces y de pésima calidad. Si acaso algún que otro programa de monólogos que aburren a las ovejas.
Había, hace tiempo, humoristas, cuentachistes o cómicos por doquier. Unos me podían gustar mas, a otros, sin embargo, nunca les encontré la gracia.
 Una interminable lista de actores cómicos de los que, a bote pronto destacaría a Manolo Gomez Bur, Quique Camoiras, el trío Zori, Santos y Codeso, José Sazatornil, Manolo Morán, Lina Morgan, Mary Santpere, Tony Leblanc, el  -para mí- grandioso, Antonio Garisa, José Luis Ozores, Manolo Morán, José Luis López Vázquez, Alfonso del Real, Juanito Navarro, Rafaela Aparicio, Gracita Morales, Alfredo Landa, José Sacristán, Cassen, Pajares y Esteso...todos ellos merecedores de futuras entradas en este blog.
Me acuerdo de "Los hermanos Calatrava". Característico dúo de hermanos en la vida real en el que uno hacía de "guapo", el punto serio de la pareja, y el otro hacía de "feo" (su físico ayudaba un montón). La pareja Tip y Coll, Arevalo, Manolo de Vega, Pepe da Rosa y mas recientemente, el dúo Martes y trece disuelto hace ya catorce años, el impertérrito Eugenio, el dúo Sacapuntas...
En cuanto al humor gráfico, teníamos la publicación de la revista "La codorniz", en la que  firmaban Mingote, Chumy Chumez, Angel Palomino, Gila.
 Creo que antes estábamos mas dispuestos a la risotada, a contar chistes. El humor era mas refinado, mas agudo y tenía que serlo por la celebérrima censura.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Aquellas guerras de entonces.

Leyendo una entrada del blog amigo Radical Libre, me han venido a la memoria las guerras que montábamos entonces los críos.

Tenía por entonces -últimos años 60, primeros 70- tres amigos íntimos, que formábamos inseparable piña. Dos de ellos eran hermanos, y los otros dos éramos hijos únicos, que además habíamos sufrido la desgracia de haber perdido a nuestro padre -cada uno el suyo- a corta edad.

El padre de los dos hermanos era hombre afable, bonachón, nada dado a controversias, ni a discusiones ni a violencia de ningún tipo. Viene esto a cuento de explicar que ninguno de los cuatro amigos habíamos recibido influencias violentas, machistas, belicistas ni leches similares.

Sin embargo, la cabra tira al monte; y nuestros juegos -no había aún ordenadores- eran los de todos los crios del mundo: las guerras. Lo que pasa es que nosotros éramos muy pacíficos -o muy violentos, según se verá-, y en vez de jugar a dispararnos con escopetas de plástico -que también-, o con revólveres de aquellos de pistón -que también, y el olorcillo de la pólvora era perfume delicioso-, o con cerbatanas -que también-, o con arcos y flechas dotadas de ventosa salvadora -que ídem de lienzo-, nosotros nos dedicábamos con preferencia a las grandes batallas, que nos permitían pensarnos generales sobre el campo de batalla lleno de soldaditos de plástico.

Y de cañones. Y los cañones eran lo más especial de nuestros juegos. Porque eso de gritar pum, pum, pum nos aburría, así es que aplicábamos los conocimientos adquiridos en la escuela a fines superiores. Y así, el conocimiento de las propiedades de la materia nos permitía usar gomas elásticas como propulsor, por el simple método de sujetar con ellas un tubo, introducido en otro ligeramente mayor, que al ser soltado disparaba los proyectiles. Los tubos de aspirina, de optalidón o de cualquier otro medicamento nos daba buena provisión; y para los proyectiles, siempre había canicas -o simples bolas de papel- a mano.

Sin embargo, aquello pronto se quedó demasiado infantil. Había que renovarse o cambiar de juegos, e hicimos media de cada. Los cañones pasaron a ser mucho más próximos a la realidad, porque esos mismos tubos de medicamentos podían ser cebados con cabezas de fósforos trituradas, y al arrimarle candela soltaban unos gloriosos cebollazos. A veces el proyectil estaba demasiado ajustado y no salía, y entonces el cañón -a fin de cuentas, de plástico- se quemaba. Pero en toda guerra hay bajas y en toda batalla revienta un cañón.

Lo de los fósforos resultaba caro, y nuestras ansias científicas nos obligaban a mayores logros. Así es que pronto dejamos en paz las cajas de cerillas de cocina de nuestras casas, y nos agenciamos pólvora de verdad. La fórmula, más que sencilla, está al alcance de todos, así es que no la diré. Pero aquello nos puso en órbita.

Casi literalmente, puesto que -consecuencia lógica- al disponer de un buen propelente abandonamos esta mísera Tierra y nos fuímos al espacio exterior. Bien, acaso no convenga exagerar: nos dedicamos a la construcción de cohetes, que si bien nunca llegaron a entrar en órbita, sí que subieron unos cuantos metros, antes de quemarse en el intento.

Con estos antecedentes, cualquiera supondría que aquellos cuatro salvajes habremos terminado en la cárcel, pero lamento desilusionar: ninguno de nosotros ha matado a nadie, ni ha atracado siquiera un banco del parque, ni ha mostrado tendencias belicosas, ni se ha pegado con nadie de mayor, a pesar de una infancia tan distante del ideal pedagógico progresista y memo.

jueves, 25 de agosto de 2011

EL NO-DO







Hoy por hoy tenemos fácil acceso a la información de la actualidad. Cualquier tema del que nos queramos informar lo tenemos a golpe de "ENTER". Los informativos de las distintas cadenas de televisión nos ofrecen todas las noticias con imágenes y vídeos.
Desde la retransmisión en directo de la guerra del golfo nos hemos acostumbrado a tener imágenes de cualquier acontecimiento por insignificante que sea. Todo es captado por las cámaras de las unidades móviles que se presentan inmediatamente en el lugar de la noticia . Casi todo el mundo lleva hoy teléfono móvil que graba secuencias de calidad y que se difunden al instante al mundo entero. Hasta los atracos y asaltos quedan registrados por las cámaras de seguridad. No entenderíamos los telediarios sin imágenes de lo que nos están narrando.





No siempre ha sido así. Desde la década de los cuarenta hasta la implantación generalizada de la televisión , bien entrados los sesenta, la radio y la prensa eran las únicas fuentes para enterarse de lo que pasaba en el mundo. Era un tiempo en que no había imágenes.





Las únicas imágenes de aquellos años eran las de las películas proyectadas en los cines. Esas salas donde acudía la gente en mucha mayor medida que ahora. Pues ahí, en los cines, hubo un tiempo en que además de ver la película, se tenía "EL MUNDO ENTERO AL ALCANCE DE TODOS LOS ESPAÑOLES", y eso era gracias al "NO-DO".
El NO-DO era el noticiario que se proyectaba antes de la película. El contenido era de lo más variado. Desde información puntual de la marcha económica y política de España como las celebérrimas inauguraciones del anterior Jefe del Estado. Sucesos y catástrofes como las inundaciones de Valencia o el incendio de Santander. Deportiva como los títulos europeos del Real Madrid o los enfrentamientos de la selección española. Social como los enlaces matrimoniales de personalidades de todo el mundo o los triunfos de los toreros de la época.





El NO-DO era el acrónimo de NOticiarios y DOcumentales y era una entidad fundada por la Vicesecretaría de Educación Popular del 29 de septiembre 1942 , "con el fin de mantener, con impulso propio y directriz adecuada, la información cinematográfica nacional". Su primera exhibición fue el 4 de enero de 1943, y su proyección era obligada hasta septiembre 1975 aunque perduró hasta 1981, año en que la entidad editora quedó extinguida como organismo autónomo y fue íntegramente absorbido por RTVE.





A día de hoy se le achaca"al régimen" la utilización partidista y de autopropaganda que se hizo del NO-DO, y de ofrecer una peculiar imagen de España y del resto del mundo. Ya sabemos aquello de la paja y la viga.





Sea como fuere, el NO-DO era el único medio para que cualquier español pudiera ver "el gol de Zarra", un pase de pecho de Manolete, los combates de la II guerra mundial, la boda de Grace Kelly, el multitudinario concierto de los Beatles en Madrid o a Luis Miguel Dominguín toreando al alimón con Ava Gardner.





Mención aparte merece la narración, o lo que llaman ahora voz en off. ¡Qué dicción, qué articulación de cada palabra!.





NO-DO fue miembro fundacional y posteriormente Vicepresidente de la I.N.A. (International Newsreel Association) dado el incesante intercambio de material que mantuvo con los noticieros de medio mundo.





El archivo filmográfico de NO-DO se custodia desde su desaparición en los los fondos de la Filmoteca Española. El valioso material recopilado es de tanto valor documental y tan inconmensurable que ha valido y seguirá valiendo para el montaje de programas de televisión que ocupen cualquier tema de "la época".


En definitiva, el NO-DO es una joya de aquellos maravillosos años.






sábado, 15 de enero de 2011

WALT DISNEY


Si hoy preguntamos a alguien...¿Que te viene a la mente si te digo la palabra DISNEY?. Seguramente nos responderá "una empresa de cine de animación". Pero en los años 60 y primeros de los 70, que son los que yo recuerdo, Disney era un apellido. El apellido de una persona que a todos nos era entrañable. Walt Disney.

Hoy por hoy los niños ven las películas de Disney -creo que ya ni se llama así y ahora es PIXAR o algo parecido- pero no las asocian a un creador.

Cuando yo era pequeño había muchos menos estrenos de películas Disney, muchas, muchísimas menos emisiones por televisión de películas Disney pero sabíamos quién era el artífice de aquella maravilla. Un ilusionista, un soñador y trabajador incansable... un genio.

Aprendimos a querer a Disney, a Walt Disney, por los libros, por los cuentos ilustrados, por los cromos de sus películas. Sabíamos de Disneyland, maravilloso parque temático que construyo en California, y después Disney World en Florida. Llegué a tener la ilusión infantil de ir algún día.

No pretendo aquí hablar de la persona de Walt Disney, su biografía, sus personajes... ya lo contaré algún día en Rafa España. Solo quería que los más jóvenes que se acerquen por aquí supieran que para los de mi generación Walt Disney era un mito. Todo lo que le rodeaba tenía algo de mito. Tanto es así que todos teníamos la certeza de que era español. De Mojácar, Almería, para más señas.






Otro mito que planea sobre su figura es que los americanos le tienen congelado desde su muerte, para que cuando en el futuro la medicina avance lo suficiente, reanimarle y devolverle a la vida.

Era tan nuestro, tan allegado, tan próximo que con su nombre hicimos lo que los españoles solíamos hacer con los que admirábamos. Así que era común que la gente pronunciara su apellido acentuando la "e", por lo que sonaba algo parecido a Gualdisnéi. Era el mago de la fantasía del Siglo XX. El padre de la ilusión de aquellos maravillosos años.